Diario de Magola: ¡Es Nochebuena!
8:00 a.m.
Hoy desperté y Emma revisando el árbol de Navidad como si estuviéra buscando pistas de un crimen. Le pregunté que qué estaba haciendo y dijo: "Solo quería ver si Santa dejó algo adelantado". Le expliqué que Santa no entrega regalos hasta la medianoche o antes de la novena, pero ella no parecía muy convencida. Ya se que Emma puede ser muy terca con sus teorías.
10:00 a.m.
Después que papá nos sacó de la casa y en pijama a un gran desayuno - A Emma pareció no gustarle mucho salir tan temprano y yo quedé repleta - pasamos la mañana ayudando a mamá con los preparativos para la cena. Emma estaba a cargo de mezclar ingredientes para el postre, pero terminó con harina en la cara y en el pelo. Le dije que parecía un pastel viviente, y me persiguió como loca por toda la casa hasta que mamá nos dijo que eso no era ayudar.
1:00 p.m.
Papá nos llevó a dar una vuelta por el barrio para ver las decoraciones. Emma iba súper emocionada, señalando cada casa con luces brillantes. Cuando vio un muñeco inflable gigante de Santa, dijo: "¡Eso debe ser un mensaje secreto para que Santa sepa dónde dejar los regalos!". Le respondí que probablemente solo era un adorno, pero me miró con esos ojos de "no arruines mi teoría", así que no insistí.
6:00 p.m.
La casa estuvo lista, y la cena olía increíble. Emma y yo nos pusimos nuestros suéteres navideños, que mamá insiste en que usemos cada año. El de Emma tiene un reno con luces que parpadean, y el mío tiene un pingüino con un gorro de Santa. Papá dice que parecemos "la postal perfecta de Navidad". Emma respondió que ella no es una postal, sino una científica en descanso navideño.
9:00 p.m.
Estábamos escuchando villancicos y Emma hizo algo que nos sorprendió a todos: dijo que quería dar un brindis. Se puso de pie, levantó su termo de agua y dijo: "Gracias por ser la mejor familia. Espero que Santa les traiga todo lo que pidieron, y que el próximo año sea igual de bueno. Bueno, mejor". Todos aplaudimos, y mamá casi llora. Yo también, pero me aguanté porque Emma me habría llamado sentimental.
11:30 p.m.
Emma estaba luchando por mantenerse despierta para ver si alcanzaba a ver a Santa. Estábamos en la sala celebrando con toda la familia, y cada cinco minutos decía: "¿Crees que ya esté cerca?". Al final, se quedó dormida abrazando su gatico de peluche. Papá la cargó hasta su cama, y yo ayudé a taparla con su cobija.
Conclusión del día:
Esta Nochebuena fue perfecta. Emma, con sus ideas locas y su gran corazón, siempre hace que las cosas sean más especiales. No sé qué regalos nos traerá Santa, pero con Emma cerca, cada Navidad es como un regalo en sí misma.